A medida que empeora la enfermedad renal, los riñones pierden su capacidad para filtrar la sangre. Como resultado, se acumulan desechos en el cuerpo.
Cuando los riñones dejan de funcionar, se necesita tratamiento para mantener a la persona con vida. Hay dos opciones que ayudan a las personas con enfermedad renal terminal: la diálisis y un trasplante. Su médico puede ayudarle a determinar qué opción es mejor para usted.
Diálisis
La diálisis elimina los desechos de la sangre. Hay dos tipos de diálisis: la hemodiálisis y la diálisis peritoneal.
Cuando una persona recibe hemodiálisis, una maquina filtra su sangre. Un enfermero u otro cuidador inserta una sonda en un vaso sanguíneo. La sangre se filtra por medio de una máquina durante varias horas. Después, se devuelve la sangre limpia al cuerpo.
Se hace varias veces por semana para evitar que se acumulen las toxinas.
Con la diálisis peritoneal, los médicos usan el revestimiento del abdomen como un filtro.
Se coloca una pequeña sonda en el abdomen. Una solución llena y vacía el abdomen. Esto puede hacerse durante el día, lo cual le permite llevar una vida normal. También puede hacerse en la noche mientras duerme.
Trasplante de riñón
Algunas personas quieren evitar la diálisis. Otras reciben diálisis mientras esperan otras opciones, como los trasplantes.
Un trasplante es una cirugía importante en la que el riñón dañado se reemplaza por uno saludable. En muchos casos, las personas donan sus riñones para ayudar a quienes tienen una enfermedad renal terminal.
No todas las personas pueden recibir un trasplante. Se debe pasar una serie de pruebas, que incluyen aquellas para detectar otras condiciones médicas. La persona también debe comprometerse a tomar decisiones saludables para proteger su nuevo riñón.
Si quiere realizarse un trasplante, su médico puede ayudarle a determinar si es lo adecuado para usted.