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Generalidades
Las convulsiones por fiebre (a veces llamadas convulsiones febriles) pueden ocurrirle a su hijo y es posible que usted ni siquiera sepa que su hijo tiene fiebre. La mayoría de los niños que tienen convulsiones por fiebre alcanzan una temperatura superior a 102°F (39°C).
Es probable que unas convulsiones se relacionen con fiebre si:
- Hay un episodio de convulsiones en un período de 24 horas.
- El episodio de convulsiones duró menos de 15 minutos.
- El episodio de convulsiones afectó a todo el cuerpo, no solo un lado del cuerpo.
- El niño tiene entre 6 meses y 5 años de edad.
- El niño no tiene problemas del sistema nervioso (neurológicos).
- El niño ha tenido convulsiones febriles antes.
Las convulsiones por fiebre afectan del 2% al 5% de los niños. Los niños pueden tener otra convulsión. La probabilidad de que se produzca otra convulsión por fiebre varía de acuerdo con la edad, pero alrededor del 30% al 50% tendrá otra en el término de un año de la primera. Estas convulsiones no son una forma de epilepsia.
Un niño que está teniendo una convulsión a menudo pierde el conocimiento y se sacude moviendo los brazos y las piernas a ambos lados del cuerpo. Es posible que los ojos del niño se pongan en blanco. Es posible que el niño deje de respirar durante unos segundos y también podría vomitar, orinar o evacuar las heces. Es importante que proteja al niño de una lesión durante una convulsión.
Por lo general, las convulsiones por fiebre duran de 1 a 3 minutos. Después de la convulsión, es posible que el niño esté somnoliento. Puede dejar que el niño duerma, pero revíselo con frecuencia para detectar cambios en el color o en la respiración, o tics en los brazos o en las piernas. También es posible que el niño parezca confuso después de la convulsión, pero la conducta y el nivel de actividad normales deberían regresar dentro de minutos de la convulsión.
Las convulsiones por fiebre pueden ser atemorizadoras, pero no suelen ser perjudiciales para los niños y no causan problemas a largo plazo, como daño cerebral, discapacidades intelectuales ni problemas de aprendizaje.
Revise los síntomas de su hijo para decidir si debería ver a un médico y en qué momento.
Revise sus síntomas
La evaluación médica de los síntomas se basa en las partes del cuerpo que usted tiene.
- Si es transgénero o de género no binario, seleccione el sexo que coincida con las partes del cuerpo (como los ovarios, los testículos, la próstata, las mamas, el pene o la vagina) que tenga ahora en la zona donde tenga los síntomas.
- Si sus síntomas no están relacionados con esos órganos, puede elegir el sexo con el que se identifique.
- Si tiene algunos órganos de ambos sexos, es posible que tenga que utilizar esta herramienta de triaje dos veces (una vez como "hombre" y otra vez como "mujer"). Esto es para asegurarse de que la herramienta haga las preguntas adecuadas para usted.
Muchos factores pueden afectar la forma en que el cuerpo responde a un síntoma y qué tipo de atención podría necesitar. Estos incluyen:
- Su edad. Los bebés y los adultos mayores tienden a enfermarse con más rapidez.
- Su estado de salud general. Si tiene una afección como diabetes, VIH, cáncer o enfermedad cardíaca, es posible que deba prestar especial atención a determinados síntomas y buscar atención antes.
- Los medicamentos que toma. Ciertos medicamentos, como los medicamentos que previenen la formación de coágulos de sangre (anticoagulantes), medicamentos que inhiben el sistema inmunitario como los esteroides o la quimioterapia, remedios herbarios o suplementos pueden provocar síntomas o empeorarlos.
- Hechos relacionados con la salud recientes, como una cirugía o una lesión. Estos tipos de hechos pueden causar síntomas más adelante o agravarlos.
- Sus hábitos de salud y su estilo de vida, como los hábitos alimentarios y de ejercicio, el hábito de fumar, el consumo de alcohol o de drogas, los antecedentes sexuales y los viajes.
Pruebe el tratamiento en el hogar
Usted respondió todas las preguntas. En función de sus respuestas, es posible que pueda resolver este problema en el hogar.
- Pruebe el tratamiento en el hogar para aliviar los síntomas.
- Llame a su médico si los síntomas empeoran o si tiene alguna inquietud (por ejemplo, si los síntomas no mejoran como debería esperar). Es posible que necesite atención antes.
Puntos rojos o violáceos diminutos repentinos o moretones repentinos podrían ser los primeros síntomas de una enfermedad grave o de un problema de sangrado. Existen dos tipos.
Petequias:
- Son puntos rojos o violáceos planos y diminutos en la piel o en el recubrimiento de la boca.
- No se vuelven blancas cuando las presiona.
- Van desde el tamaño de un puntito hasta el tamaño de una pequeña arveja y no causan comezón ni dolor.
- Podrían extenderse por un área grande del cuerpo en el término de algunas horas.
- Son distintas de los puntos rojos planos y diminutos o de las marcas de nacimiento que están presentes todo el tiempo.
Púrpura:
- Es la aparición repentina y grave de moretones que ocurre sin ningún motivo claro.
- Podría ser en un área o en todo el cuerpo.
- Es distinta de la aparición de moretones que ocurre después de que se golpea con algo.
Si no está seguro de si la fiebre de un niño es alta, moderada o leve, tenga en cuenta lo siguiente:
Con fiebre alta:
- El niño siente mucho calor.
- Es probable que sea una de las fiebres más altas que haya tenido el niño.
Con fiebre moderada:
- El niño siente calor o un poco de calor.
- Usted está seguro de que el niño tiene fiebre.
Con fiebre leve:
- Es posible que el niño sienta un poco de calor.
- Usted cree que el niño podría tener fiebre, pero no está seguro.
Determinadas afecciones de salud y medicamentos debilitan la capacidad del sistema inmunitario de combatir las infecciones y las enfermedades. Algunos ejemplos en los niños son:
- Enfermedades como diabetes, fibrosis quística, enfermedad de células falciformes y enfermedades cardíacas congénitas.
- Medicamentos esteroides, que se usan para tratar una variedad de afecciones.
- Medicamentos que se hayan tomado después de un trasplante de órganos.
- Quimioterapia y radioterapia para el cáncer.
- No tener bazo.
Los síntomas de dificultad para respirar pueden ser de leves a graves. Por ejemplo:
- Podría sentir un poco de falta de aliento, pero aún puede hablar (dificultad para respirar leve), o podría sentir tanta falta de aliento que no puede hablar en absoluto (dificultad para respirar grave).
- Podría resultarle difícil respirar cuando realiza actividades (dificultad para respirar leve), o podría tener que hacer mucho esfuerzo para respirar incluso cuando está en reposo (dificultad para respirar grave).
Los síntomas de dificultad para respirar en un bebé o niño pequeño pueden extenderse de leves a graves. Por ejemplo:
- Es posible que el niño esté respirando un poco más rápido que lo habitual (dificultad para respirar leve) o que tenga tantos problemas que las fosas nasales se agrandan y el abdomen se mueve hacia adentro y hacia afuera con cada respiración (dificultad para respirar grave).
- El niño puede parecer tener un poco de falta de aliento, pero aún puede comer o hablar (dificultad para respirar leve) o es posible que esté respirando con tanta dificultad que no puede comer ni hablar (dificultad para respirar grave).
Problemas para respirar graves significa:
- El niño no puede comer ni hablar porque está respirando muy fuerte.
- Las fosas nasales del niño se agrandan, y el abdomen se mueve hacia adentro y hacia afuera con cada respiración.
- Parece que el niño se está agotando.
- El niño parece muy somnoliento o confundido.
Problemas para respirar moderados significa:
- El niño está respirando mucho más rápido de lo habitual.
- El niño debe tomarse descansos cuando come o cuando habla para poder respirar.
- Las fosas nasales se agrandan, o el estómago se mueve hacia adentro y hacia afuera en los momentos en que el niño respira.
Problemas para respirar leves significa:
- El niño está respirando un poco más rápido de lo habitual.
- Parece que el niño tiene un poco de falta de aliento, pero aún puede comer o hablar.
Los síntomas de golpe de calor podrían incluir:
- Sentirse muy confuso, inquieto o ansioso, o actuar de esta forma.
- Problemas para respirar.
- Sudar en forma abundante o no sudar en absoluto (la sudoración podría haberse detenido).
- Piel enrojecida, caliente y seca, incluso en las axilas.
- Desmayo.
- Convulsiones.
- Náuseas y vómito.
Un golpe de calor ocurre cuando el cuerpo no puede controlar su propia temperatura, y la temperatura corporal continúa aumentando.
Los bebés pueden deshidratarse rápidamente cuando pierden líquidos debido a problemas como vómito o fiebre.
Los síntomas de deshidratación pueden ser de leves a graves. Por ejemplo:
- El bebé podría estar molesto o irritable (deshidratación leve), o el bebé podría estar muy somnoliento y podría resultarle difícil despertarlo (deshidratación grave).
- El bebé podría orinar un poco menos de lo habitual (deshidratación leve), o el bebé podría no orinar en absoluto (deshidratación grave).
Usted puede deshidratarse cuando pierde mucho líquido debido a problemas como vómito o fiebre.
Los síntomas de deshidratación pueden ser de leves a graves. Por ejemplo:
- Es posible que se sienta cansado y tenso (deshidratación leve), o puede sentirse débil, que no está alerta e incapaz de pensar claramente (deshidratación grave).
- Es posible que orine menos de lo habitual (deshidratación leve), o es posible que no orine en absoluto (deshidratación grave).
Deshidratación grave significa:
- Es posible que el bebé esté muy somnoliento y que sea difícil despertarlo.
- Es posible que el bebé tenga la boca y los ojos muy secos (sin lágrimas).
- Es posible que el bebé no moje los pañales durante 12 horas o más.
Deshidratación moderada significa:
- Es posible que el bebé no moje ningún pañal en 6 horas.
- Es posible que el bebé tenga la boca y los ojos secos (menos lágrimas de lo habitual).
Deshidratación leve significa:
- Es posible que el bebé orine un poco menos de lo habitual.
Deshidratación grave significa:
- Es posible que el niño tenga la boca y los ojos extremadamente secos.
- Es posible que el niño orine poco o no orine durante 12 horas o más.
- Es posible que el niño no parezca alerta ni capaz de pensar claramente.
- Es posible que el niño esté demasiado débil o mareado como para mantenerse de pie.
- Es posible que el niño se desmaye.
Deshidratación moderada significa:
- Es posible que el niño tenga mucha más sed de lo habitual.
- Es posible que el niño tenga la boca y los ojos más secos de lo habitual.
- Es posible que el niño orine poco o no orine durante 8 horas o más.
- Es posible que el niño se sienta mareado cuando se pone de pie o se incorpora.
Deshidratación leve significa:
- Es posible que el niño tenga más sed de lo habitual.
- Es posible que el niño orine menos de lo habitual.
Los síntomas de enfermedad grave en un bebé podrían incluir los siguientes:
- El bebé está flojo y caído como un muñeco de trapo.
- El bebé no responde en absoluto cuando lo alzan, lo tocan o le hablan.
- Es difícil despertar al bebé.
Los síntomas de enfermedad grave podrían incluir:
- Dolor de cabeza intenso.
- Rigidez en el cuello.
- Cambios mentales, como sentirse confuso o mucho menos alerta.
- Fatiga extrema (hasta el punto de resultarle difícil desenvolverse).
- Temblores y escalofríos.
Los síntomas de una infección articular podrían incluir:
- Dolor intenso.
- Hinchazón.
- Enrojecimiento repentino sobre la articulación o alrededor de ella.
- Sensación de calor en la articulación o alrededor de ella.
- No poder mover la articulación debido al dolor o a la hinchazón.
- Pus que supura de la zona.
Dolor en niños de 3 años y mayores
- Dolor intenso (de 8 a 10): El dolor es tan fuerte que el niño no puede soportarlo por más de algunas horas, no puede dormir y no puede hacer nada más excepto concentrarse en el dolor. Nadie puede tolerar un dolor intenso durante más de algunas horas.
- Dolor moderado (de 5 a 7): El dolor es lo suficientemente fuerte como para perturbar las actividades normales y el sueño del niño, pero el niño puede tolerarlo durante horas o días.
- Dolor leve (de 1 a 4): El niño nota el dolor y podría quejarse de eso, pero no es lo suficientemente intenso como para perturbarle el sueño o las actividades.
La temperatura varía un poco según cómo se mida. A continuación, se detallan los márgenes en niños de hasta 11 años, para temperaturas alta, moderada y leve según cómo se haya tomado la temperatura.
Temperatura bucal, timpánica (en el oído) o rectal
- Alta: 104°F (40°C) o más
- Moderada: 100.4°F (38°C) a 103.9°F (39.9°C)
- Leve: 100.3°F (37.9°C) o menos
Una medición de la temperatura en la frente suele ser entre 0.5°F (0.3°C) y 1°F (0.6°C) más baja que la temperatura oral.
Temperatura axilar
- Alta: 103°F (39.5°C) o más
- Moderada: 99.4°F (37.4°C) a 102.9°F (39.4°C)
- Leve: 99.3°F (37.3°C) o menos
Nota: Para niños de menos de 5 años, la temperatura rectal es la más precisa.
El choque ("shock") es una afección potencialmente mortal que podría ocurrir rápidamente después de una enfermedad o lesión repentinas.
Los bebés y los niños pequeños a menudo tienen varios síntomas de choque. Estos incluyen:
- Desmayo (pérdida del conocimiento).
- Sentir mucho sueño o que resulte difícil despertarlos.
- No responder cuando los tocan o les hablan.
- Respirar mucho más rápido de lo habitual.
- Actuar confusos. Es posible que el niño no sepa dónde está.
Busque atención ahora
En función de sus respuestas, es posible que usted necesite recibir atención de inmediato. Es probable que el problema empeore si no recibe atención médica.
- Llame a su médico ahora para analizar los síntomas y para coordinar la atención.
- Si no puede comunicarse con su médico o no tiene uno, busque atención en la siguiente hora.
- No necesita llamar a una ambulancia, a menos que:
- No pueda viajar en forma segura conduciendo usted mismo o pidiéndole a alguien que le lleve.
- Esté en un área en la que haya mucho tránsito u otros problemas que podrían retrasarle.
Busque atención hoy
En función de sus respuestas, es posible que usted necesite recibir atención pronto. Probablemente, el problema no mejore si no recibe atención médica.
- Llame a su médico hoy para analizar los síntomas y para coordinar la atención.
- Si no puede comunicarse con su médico o no tiene uno, busque atención hoy.
- Si sucede por la noche, preste atención a los síntomas y busque atención por la mañana.
- Si los síntomas empeoran, busque atención antes.
Llame al 911 ahora
En función de sus respuestas, usted necesita atención de urgencia.
Llame ahora al 911 o a otros servicios de emergencia.
A veces, las personas no quieren llamar al 911. Podrían creer que sus síntomas no son graves o que simplemente pueden pedirle transporte a otra persona. O podría preocuparles el costo. Pero, en función de sus respuestas, la manera más rápida y segura de obtener la atención que necesita es llamar al 911 para solicitar transporte médico al hospital.
Tratamiento en el hogar
Proteja a su hijo de una lesión durante una convulsión:
- Baje al niño con cuidado al suelo o, si es muy pequeño, colóquelo boca abajo sobre su regazo. No sujete al niño.
- Voltee al niño hacia un lado, lo que ayudará a despejar la boca de algún resto de vómito o saliva. Esto ayudará a evitar que la lengua obstruya el paso del aire, de modo que el niño pueda respirar. Mantener la cabeza y el mentón hacia adelante (en la misma posición que cuando huele una flor) también ayudará a despejar las vías respiratorias.
- Aflójele la ropa.
- No coloque nada en la boca del niño para prevenir que se muerda la lengua. Esto podría causar una lesión.
- Intente mantener la calma, lo cual ayudará al niño a calmarse. Calme al niño hablándole en forma tranquila y calmante.
- Controle la duración de la convulsión y preste mucha atención a la conducta del niño durante la convulsión, a fin de que usted pueda describírsela al médico de su hijo.
Controle si su hijo tiene lesiones después de la convulsión:
- Si el niño está teniendo dificultad para respirar, voltéele la cabeza a un lado y, usando el dedo, despeje suavemente la boca de algún resto de vómito o saliva, a fin de ayudarle a respirar.
- Si el niño no necesita ver a un médico de inmediato, haga que duerma en una habitación fresca. La somnolencia es común después de una convulsión. Revise al niño a menudo. La conducta y el nivel de actividad normales deberían regresar dentro de minutos de la convulsión.
Si su hijo ha tenido una convulsión por fiebre en el pasado, y usted ha hablado con el médico de su hijo sobre cómo cuidarlo después de la convulsión, asegúrese de seguir las instrucciones del médico.
Para el tratamiento en el hogar de la fiebre, vea el tema Fiebre o escalofríos, 11 años o menos.
Síntomas a los que debe prestar atención durante el tratamiento en el hogar
Llame a su médico si ocurre alguna de las siguientes situaciones durante el tratamiento en el hogar:
- Se desarrollan otros síntomas de enfermedad, como una infección.
- Los síntomas se vuelven más graves o frecuentes.
Prevención
La mejor manera de prevenir la fiebre es reducir la exposición de su hijo a enfermedades infecciosas. Lavarse las manos es la medida de prevención más importante para las personas de todas las edades.
Cómo prepararse para su cita
A fin de prepararse para su cita, vea el tema Cómo aprovechar al máximo su cita.
Es posible que se sienta alterado después de ver una convulsión por fiebre. Conserve la calma. Usted puede ayudar al médico de su hijo a diagnosticar y a tratar la afección de su hijo preparándose para responder las siguientes preguntas:
- ¿Cuáles son los antecedentes de la fiebre?
- ¿Cuándo comenzó la fiebre?
- ¿Apareció repentinamente o aumentó con el transcurso de varias horas?
- ¿Cuán alta es la fiebre?
- ¿Tiene el niño algún otro síntoma?
- ¿Tiene su hijo fiebre con frecuencia? Por lo general, ¿cuánto tiempo dura?
- ¿Cómo fue la salud y la conducta del niño antes de la convulsión?
- ¿Tuvo el niño un accidente o una lesión antes de la convulsión?
- ¿Qué sucedió durante la convulsión?
- ¿Qué clase de movimientos corporales tuvo?
- ¿Cuánto tiempo duró la convulsión?
- ¿Cómo actuó el niño inmediatamente después de la convulsión?
- ¿Notó alguna lesión como consecuencia de la convulsión?
- ¿Ha tenido el niño una convulsión con anterioridad?
- ¿Qué otros problemas de salud ha tenido el niño durante los últimos 3 meses, si es que tuvo alguno?
- ¿Su hijo ha estado comiendo, bebiendo y jugando con normalidad?
- ¿Qué medidas de tratamiento en el hogar, incluidos los medicamentos sin receta ha utilizado? ¿Le ayudaron?
- ¿Tiene su hijo algún riesgo de salud?
Pregúntele al médico de su hijo qué puede hacer para prevenir otra convulsión y lo que debe hacer si se produce otra convulsión.
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Créditos
Revisado: 20 diciembre, 2023
Autor: El personal de Ignite Healthwise, LLC
Comité de revisión clínica
Todo el material educativo de Healthwise es revisada por un equipo que incluye médicos, enfermeras, profesionales sanitarios avanzados, dietistas registrados y otros profesionales de atención médica.
Revisado: 20 diciembre, 2023
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