Una infección aguda por VIH es la primera etapa de infección con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Los síntomas de una infección por VIH son similares a los de la gripe (como dolor de cabeza, náuseas, diarrea y dolores corporales) y se van por sí solos al cabo de unas semanas.
A pesar de que los síntomas pueden desaparecer, una persona todavía está infectada por el VIH y puede transmitir la infección. Recibir tratamiento en forma oportuna puede mantener a la persona saludable y puede prevenir el SIDA. También puede impedir que la persona transmita el virus a los demás.