Es importante que los jóvenes sepan que la ansiedad, el estrés y las emociones negativas son completamente normales, especialmente en tiempos de crisis. También deben saber que siempre hay esperanzas. De hecho, tan solo una relación positiva y enriquecedora con un adulto puede ayudar a los niños a luchar contra los efectos del trauma.1
Por eso, si tiene un niño o un adolescente en su vida, este es el momento ideal para iniciar una conversación. No importa si la conversación es en persona, por mensaje de texto o por video. Lo importante es que usted demuestre que está disponible.
"Cada vez más adolescentes son conscientes de que la salud mental es un problema real que enfrentan en su vida diaria", comenta Michael Torres, PsyD, psicólogo clínico en el Centro de Bienestar y Salud Mental de Kaiser Permanente en San Leandro, California. "Es fundamental que todos los que brindamos apoyo a los jóvenes estemos preparados para hablar sobre los problemas de salud mental".
¿Está listo para hablar sobre salud mental con un niño o adolescente de su entorno? Existen tres maneras principales para empezar a lograr un cambio en la salud mental de un joven: Cuídelos. Hable con frecuencia. Actúe a tiempo.
Cuídelos.
La mitad de todas las condiciones de salud mental crónicas comienza a los 14 años. 2 Por eso, la infancia y la adolescencia son períodos esenciales para desarrollar habilidades de afrontamiento y resiliencia. Un buen lugar para empezar es motivar al niño a que practique técnicas de cuidado personal y que encuentre un modo sano de liberar sus emociones.
El ejercicio, en especial, ofrece otros beneficios de salud además de un buen estado físico. Está comprobado que hacer tan solo de 20 a 25 minutos de actividad física moderada por día ayuda a protegerse de los síntomas de la depresión.3 Además del ejercicio, los niños pueden probar actividades como las siguientes:
- llevar un diario o crear arte;
- hablar con un amigo de confianza;
- escuchar música;
- mirar algo divertido por televisión, especialmente en familia o en un encuentro virtual con amigos.
Cuidar también significa dar el ejemplo de hábitos de salud mental positivos a los jóvenes de su entorno. "Es importante que hagamos lo que decimos", comenta Torres. "Los niños pueden absorber nuestra ansiedad. Por eso, especialmente ahora, seamos amables con nosotros mismos. Podemos ser los mejores ejemplos de los beneficios que trae un buen cuidado personal".
Hable con frecuencia
Es importante encontrar el momento adecuado para hablar sobre la salud mental con un niño. Torres sugiere tener conversaciones a solas, ya sea durante una caminata, un viaje en automóvil o una videollamada. Simplemente, asegúrese de que el niño se sienta cómodo y de que usted tenga tiempo suficiente para hablar.
"No presione al niño para que hable", indica Torres, "más bien, dígale cuánto lo ama y que usted está ahí para apoyarlo y no para juzgarlo".
Durante la conversación, uno de los pasos más importantes para crear confianza con un joven es ser usted mismo. "Ser totalmente auténticos es fundamental, especialmente cuando hablamos con adolescentes", afirma Torres. "Ellos aprenden rápidamente a ignorar lo que tiene para decirles si sienten que usted no es honesto y real. Pero si es auténtico, comunica respeto".
Actúe a tiempo
Las condiciones de salud mental pueden producirse en niños de todas las edades. La edad inicial promedio de los trastornos de ansiedad es a los 6 años; en los trastornos del comportamiento es a los 11 años y en los trastornos del estado de ánimo, como la depresión, es a los 13 años.4
Estos trastornos pueden tratarse y, posiblemente, prevenirse si se actúa a tiempo y los niños reciben el apoyo de adultos de confianza de su entorno. Mientras antes se familiarice con los signos y síntomas de la depresión, más preparado estará para escuchar a los niños.
Si tiene dificultades para conectarse con las emociones de un joven o si la condición de este parece más grave, tal vez sea momento de pedir ayuda. Si se trata del hijo de otra persona, comuníquele amablemente a su tutor lo que ha notado. Si es su hijo, llame a su pediatra o a un especialista en salud mental. Si la atención médica representa un obstáculo, también tiene la opción de comunicarse con el consejero o psicólogo de la escuela de su hijo.
"Esto no es ningún motivo de vergüenza", indica Torres. "Es lo mejor que podría hacer por su hijo. Estará brindándole la ayuda especializada que necesita, de la misma manera que lo llevaría a un médico de ojos si tuviera la vista borrosa".
Si alguna vez siente miedo por la seguridad inmediata de un joven, llame al consultorio médico de su ciudad y pida que lo comuniquen con un proveedor en caso de crisis. "Estos proveedores pueden indicarle qué pasos seguir para garantizar la seguridad de su hijo y cómo acceder a la intervención más apropiada que esté disponible", afirma Torres. "Durante este proceso, también puede ser directo con el adolescente y preguntarle: ‘¿Sientes deseos de lastimarte?’ Si la respuesta es afirmativa, llame al 911 o lleve al adolescente a la sala de emergencias más cercana".
Otro recurso recomendado para jóvenes que viven una situación de crisis es la Línea Nacional de Prevención del Suicidio, 1-800-273-8255 disponible las 24 horas, los 7 días de la semana.
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