La toxina botulínica es una proteína producida por un tipo determinado de bacterias (Clostridium botulinum). Es la misma toxina que puede causar un tipo de intoxicación alimentaria (botulismo) si ingresa demasiada cantidad de la misma al sistema de una persona.
Las inyecciones de Botox pueden usarse para tratar una amplia variedad de problemas, como:
- Eliminar arrugas faciales.
- Prevenir la sudoración axilar en las personas que transpiran demasiado.
- Relajar los músculos que causan espasmos en los párpados o el esófago.
- Tratar migrañas crónicas.
- Reducir la incontinencia urinaria.
El efecto suele acabarse en unos pocos meses. Cuando se inyecta Botox en los músculos en pequeñas cantidades, no ingresa en la sangre de una persona ni causa enfermedad.