El síndrome de muerte infantil súbita (SIDS, por sus siglas en inglés) es la muerte sin causa conocida de un bebé que tiene menos de 1 año de edad. Normalmente, uno de los padres u otro cuidador recuesta al bebé —que parece saludable— para dormir y regresa más tarde y encuentra que el bebé se ha muerto.
Nadie tiene la culpa cuando un bebé muere de SIDS: no puede predecirse ni prevenirse por completo. La muerte de un bebé no se considera un caso de SIDS cuando se descubre una causa específica, como la intoxicación por monóxido de carbono. Por definición, el SIDS se considera la causa de la muerte de un bebé solo cuando la muerte sigue siendo de origen desconocido, incluso después de una investigación minuciosa.
El SIDS también se conoce como muerte infantil súbita e inesperada (SUID, por sus siglas en inglés).
Poner a los bebés boca arriba cuando se los acueste para dormir reduce el riesgo de SIDS.