El conducto arterial es un vaso sanguíneo en un feto que conecta la arteria pulmonar, la cual transporta sangre a los pulmones, y la aorta, la cual lleva sangre al cuerpo, de modo que el flujo de sangre no pase por los pulmones. Normalmente, este vaso sanguíneo se cierra al momento de nacer en cuanto el bebé comienza a respirar. Pero si el vaso no se cierra, se conoce como conducto arterial persistente (PDA, por sus siglas en inglés).
Un PDA permite que algo de sangre rica en oxígeno fluya de la aorta de vuelta a la arteria pulmonar y a los pulmones en vez de al resto del cuerpo. Dado que parte de la sangre con destino al cuerpo regresa a los pulmones, el lado izquierdo del corazón podría tener que bombear con más fuerza para llevar suficiente sangre al cuerpo. Esto puede dilatar y debilitar el corazón.
Algunos bebés no tienen síntomas de un PDA. Pero este problema puede causar síntomas, como dificultad para alimentarse y falta de aire. La gravedad de los síntomas y el hecho de que se presenten complicaciones dependen de cuánta sangre corra por el conducto.
Un pequeño orificio podría no necesitar tratamiento. Un orificio más grande que esté causando síntomas u otros problemas podría cerrarse con cirugía o un procedimiento con catéter.