El aturdimiento hace que una persona sienta que está por desmayarse o desvanecerse. Es causado por una disminución momentánea de la presión arterial y del flujo de sangre a la cabeza.
A veces, el aturdimiento está acompañado por náuseas o vómito. Por lo general, los síntomas mejoran o desaparecen después de que la persona se recuesta.
Es normal sentirse aturdido de vez en cuando. A menudo, el aturdimiento sucede cuando una persona se pone de pie demasiado rápido después de estar sentada o acostada (hipotensión ortostática).
A diferencia del vértigo, el aturdimiento no produce una sensación de movimiento. El vértigo causa una sensación de dar vueltas o de girar, que puede provocar náuseas o vómito, pérdida del equilibrio, problemas para caminar o estar de pie, y caídas.