La hemocromatosis es una afección que ocurre cuando se acumula demasiado hierro en el cuerpo. Normalmente se almacenan pequeñas cantidades de hierro en el hígado y el corazón, pero un exceso de hierro acabará dañando estos órganos.
Existen dos tipos de hemocromatosis:
-
Hemocromatosis hereditaria (genética).
-
La forma más común de hemocromatosis se transmite de padres a hijos a través de los genes.
-
Hemocromatosis adquirida (secundaria).
-
Una persona puede desarrollar una hemocromatosis adquirida por recibir muchas transfusiones de sangre, ciertos trastornos sanguíneos (como la talasemia) o una enfermedad hepática crónica, o por tomar suplementos de hierro excesivos o innecesarios. En raras ocasiones, una persona puede desarrollar hemocromatosis si su dieta contiene demasiado hierro.
La hemocromatosis hereditaria es una de las afecciones genéticas más comunes en las personas de raza blanca, especialmente las de ascendencia del norte de Europa. El exceso de hierro se acumula lentamente a lo largo de la vida. La mayoría de las personas con hemocromatosis notan los síntomas entre los 40 y los 60 años. Estos síntomas incluyen fatiga, dolor articular, debilidad, exceso de orina y pérdida de peso.
Si la hemocromatosis se reconoce a tiempo, puede tratarse antes de que aparezcan otros problemas. Se trata eliminando el exceso de hierro de la sangre, ya sea extrayendo sangre del cuerpo (flebotomía) o tomando un medicamento (agente quelante) que se une al hierro y lo elimina del cuerpo. La hemocromatosis hereditaria requiere tratamiento durante toda la vida. La hemocromatosis adquirida no necesita más tratamiento una vez corregida la afección.