Un golpe de calor ocurre cuando el cuerpo es incapaz de regular su propia temperatura y la temperatura corporal continúa aumentando.
Los síntomas del golpe de calor incluyen:
- Estar inconsciente por más de unos pocos segundos.
- Confusión, fuerte agitación o ansiedad.
- Tener convulsiones.
- Síntomas de dificultad para respirar de moderada a grave.
- Frecuencia cardíaca rápida.
- Sudoración que puede ser intensa o puede haberse detenido.
- Piel que puede estar enrojecida, caliente y seca, incluso en las axilas.
- Náuseas y vómito.
El golpe de calor clásico puede producirse sin esfuerzo cuando una persona está expuesta a un ambiente caluroso y el cuerpo es incapaz de enfriarse de manera eficaz. En este tipo de golpe de calor, se reduce la capacidad del cuerpo para sudar y transferir el calor al medio ambiente. Una persona que sufre un golpe de calor puede dejar de sudar. El golpe de calor clásico puede desarrollarse a lo largo de varios días. Los bebés, los adultos mayores y las personas con problemas de salud crónicos corren el riesgo más alto de tener este tipo de golpe de calor.
El golpe de calor por esfuerzo puede producirse cuando una persona está trabajando o haciendo ejercicio en un ambiente caluroso. Una persona con golpe de calor por esfuerzo puede sudar copiosamente, pero el cuerpo sigue produciendo más calor del que puede perder. Esto hace que la temperatura del cuerpo se eleve a niveles altos.
Ambos tipos de golpe de calor causan deshidratación grave y pueden hacer que los órganos del cuerpo dejen de funcionar. El golpe de calor es una emergencia médica potencialmente mortal que requiere tratamiento médico de urgencia.