La fiebre tifoidea es una infección bacteriana que puede presentarse después de que una persona come o bebe alimentos, leche o agua contaminados. Los brotes de fiebre tifoidea a veces ocurren después de catástrofes naturales (como incendios forestales, huracanes y terremotos) cuando el agua potable se contamina con residuos cloacales. Existe una vacuna que puede prevenir la fiebre tifoidea.
Los síntomas de la fiebre tifoidea incluyen fiebre, escalofríos, tos, salpullido rojo en el abdomen, diarrea acuosa, frecuencia cardíaca lenta y presión arterial baja.
La fiebre tifoidea puede tratarse con antibióticos y rehidratación. Si no se trata, pueden producirse complicaciones graves, las cuales a veces pueden ser mortales.