Las convulsiones son estallidos repentinos de actividad eléctrica anormal en el cerebro que pueden afectar el control muscular, el movimiento, el habla, la visión o la conciencia de una persona. Los efectos de las convulsiones dependen de la respuesta individual de la persona, así como del tipo de convulsión, la frecuencia y la gravedad.
Algunas de estas crisis hacen que una persona caiga al suelo con convulsiones en las que los músculos se ponen rígidos o se sacuden sin control. Otras personas pueden tener la mirada fija como si estuvieran en trance, tener solo unas pocas contracciones musculares o percibir un olor extraño o una perturbación visual que nadie más experimenta.
A veces, una convulsión es un síntoma de otro problema médico, como fiebre alta (especialmente en niños), ataque cerebral, infección, nivel bajo de azúcar en la sangre (hipoglucemia), presión arterial muy baja o un tumor cerebral.