Las ampollas son molestas, no importa dónde estén.
Y pueden infectarse con facilidad, así que es bueno seguir algunos consejos para mantener las ampollas limpias y dejar que se curen.
Si la ampolla es pequeña y está cerrada, no la toque y cúbrala con una venda suelta.
Si la ampolla está en la parte inferior del pie, protéjala con una almohadilla de tela aterciopelada en forma de rosquilla.
Pero deje abierta la zona sobre la ampolla.
Ahora bien, si usted tiene una ampolla grande con líquido, suele ser mejor no tocarla para que no se infecte.
Pero tal vez desee drenar la ampolla si le duele y le roza contra el zapato o alguna otra cosa.
Para drenar la ampolla, lávese las manos primero.
Limpie una aguja o un alfiler con alcohol de frotar, o lávelo con agua y jabón.
Perfore suavemente el borde de la ampolla y presione el líquido hacia el agujero para que pueda drenarse.
Después de que haya reventado la ampolla o si se ha abierto por sí sola, lave la zona con agua y jabón.
No quite el colgajo de piel sobre la ampolla a menos que esté muy sucio o que haya pus debajo de él.
Alise suavemente el colgajo sobre la piel sensible y cúbralo con una venda limpia no adherente.
Limpie la zona suavemente con agua y jabón y cambie la venda una vez al día o en cualquier momento que se moje o se ensucie.
Siga estos consejos y la ampolla debería sanar bien.
Pero llame a su médico si tiene señales de infección, como fiebre.
Otras señales son el aumento del dolor, la hinchazón, la temperatura o el enrojecimiento, pus que sale de la ampolla o vetas rojizas que salen de la ampolla.