Morder a otras personas es común en niños de 3 años y más pequeños. Se convierte en un problema si sucede con frecuencia, ocurre después de los 3 años, hiere a otros u ocurre con otras conductas agresivas.
Un bebé al que le están saliendo los dientes puede morder en reacción a la sensación en la boca o para aliviar la presión en las encías. Los niños también pueden morder como una manera de sobrellevar fuertes emociones —como sensación de impotencia, miedo o frustración— porque carecen de las habilidades sociales y de lenguaje para expresar estos sentimientos de manera adecuada.
Generalmente, un "no" firme y una expresión severa impedirá que un niño muerda. Los niños que muerden frecuentemente, especialmente si tienen 3 años o más, deberían ser evaluados por un médico.