La historia de Steve
Después de haber estado alejado de los deportes desde que estaba en la universidad, Steve decidió que era hora de ponerse en forma y volver a hacer deporte. El tenis y el entrenamiento con pesas encabezaban su lista de actividades para volver a disfrutar. Y lo hizo durante un tiempo, hasta que la artritis convirtió su disfrute en dolor.
Primeras señales de dolor
Steve pensó por primera vez que algo podía andar mal cuando no pudo aguantar un partido de tenis sin sentir dolor. Se movía muy bien por la cancha. Pero en cuanto se paraba, se le congelaba la cadera izquierda y le dolía. "Me quedaba muy rígido y me costaba caminar al día siguiente", dice.
"Pensé que la rigidez y el dolor de cadera simplemente se debían a la sobrecarga que estaba ejerciendo sobre mis músculos", dice Steve. "Pero cuando cambiaba mi rutina de ejercicio o dejaba de hacer ejercicio, el dolor seguía ahí. Y estaba empeorando".
El dolor comenzó a interferir en otros aspectos de su vida. Como profesor, le resultaba difícil estar de pie y enseñar todo el día. "Tenía un dolor punzante que me subía y bajaba por la pierna y la espalda", explica. "Tenía que desplazar mi peso, sentarme o simplemente intentar encontrar posturas que no fueran tan dolorosas".
También tenía dificultad para dormir por la noche. "El dolor iba y venía. No era un dolor agudo, sino una especie de dolor fijo y continuo que me mantenía despierto con frecuencia. No podía permanecer en una posición por mucho tiempo".
Cómo manejar el dolor
Durante varios años, Steve afrontó el dolor lo mejor que pudo, incluso si eso significaba caminar cojeando. Tomaba un analgésico de venta libre todos los días y se mantenía ocupado para no pensar en el dolor.
Cuando Steve ya no pudo soportar más el dolor, fue a ver a un médico. Una radiografía mostró que tenía artritis en la cadera. El médico de Steve sugirió que le reemplazaran la cadera.
Steve solo tenía 46 años en ese momento. "No estaba seguro de querer operarme ya que era muy joven. Había oído que una cadera artificial podía ceder en 10 a 20 años", dice él. "Me preocupaba que pudiera necesitar otra más adelante. También me preocupaban los riesgos de operarme".
Steve decidió esperar. No estaba listo para operarse tan temprano en su vida. En su lugar, comenzó a tomar un medicamento antiinflamatorio recetado para ayudar a aliviar el dolor. Ayudó durante un tiempo.
Hora de operarse
"Pero cuando el medicamento que estaba tomando dejó de surtir efecto, pensé que había llegado tan lejos como podía llegar y decidí seguir adelante con la cirugía", explica Steve.
A los 55 años, le implantaron una nueva cadera y Steve está feliz de haberlo hecho. "Al cabo de aproximadamente un mes y medio ya prácticamente no tenía dolor. Es una sensación extraña poder caminar sin cojear y subir y bajar escaleras sin agarrarme a la barandilla".
Steve alienta a otras personas que podrían necesitar operarse que encuentren un médico en el que puedan confiar. También dice que es importante hacer muchas preguntas y tener claros los riesgos y beneficios de operarse. Y, si es posible, sugiere que las personas intenten aliviar el dolor con medicamentos y ejercicio primero, especialmente si el dolor no es muy intenso, porque esto puede ayudar durante un tiempo.
Aunque Steve tuvo que dejar de jugar al tenis tras la cirugía, ahora vuelve a disfrutar de otras actividades que antes le causaban dolor. "Apenas podía aguantar una pequeña parte del día", dice. "Ahora puedo volver a hacer las cosas que me gustan".
La historia de Steve refleja sus experiencias como las contó en una entrevista. La fotografía no es la de Steve, para proteger su privacidad.
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Créditos
Revisado: 31 julio, 2024
Autor: El personal de Ignite Healthwise, LLC
Comité de revisión clínica
Todo el material educativo de Healthwise es revisada por un equipo que incluye médicos, enfermeras, profesionales sanitarios avanzados, dietistas registrados y otros profesionales de atención médica.
Revisado: 31 julio, 2024
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