Instrucciones de cuidado
Una quemadura solar es un daño en la piel causado por los rayos ultravioleta (UV) emitidos por el sol. La mayoría de las quemaduras solares producen enrojecimiento y dolor leve, pero afectan solo la capa externa de la piel. Estas se conocen como quemaduras de primer grado. La piel enrojecida podría doler al tocarla. Estas quemaduras son leves y normalmente pueden tratarse en el hogar.
La piel roja y adolorida que se hincha y se ampolla puede indicar que las capas más profundas de la piel y las terminaciones nerviosas han sido dañadas. Estas se conocen como quemaduras de segundo grado. Este tipo de quemadura solar suele ser más doloroso y tarda más tiempo en sanar.
La atención de seguimiento es una parte clave de tu tratamiento y seguridad. Asegúrate de hacer y acudir a todas las citas, y llama a tu médico si estás teniendo problemas. También es una buena idea saber los resultados de los exámenes y mantener una lista de los medicamentos que tomas.
¿Cómo puedes cuidarte en el hogar?
- Colócate paños fríos sobre las zonas quemadas por el sol.
- Toma duchas o baños fríos a menudo.
- Aplícate lociones calmantes con sábila ("aloe vera") sobre las zonas quemadas por el sol. No te apliques lociones sobre la piel ampollada.
- Una quemadura solar puede causar dolor de cabeza y fiebre leve. Acuéstate en una habitación fresca y tranquila para aliviar el dolor de cabeza. El dolor de cabeza podría ser causado por no obtener suficiente cantidad de líquido, lo que se conoce como deshidratación, de modo que beber líquidos podría ayudar.
- Toma antiinflamatorios para reducir el dolor, la hinchazón y la fiebre. Estos incluyen ibuprofeno (Advil, Motrin) y naproxeno (Aleve). Lee y sigue todas las instrucciones de la etiqueta.
- Utiliza loción para aliviar la comezón cuando se te descame la piel. No hay nada que puedas hacer para evitar que la piel se descame después de una quemadura solar. Esto forma parte del proceso de sanación.
- Protégete la piel del sol con bloqueador solar, sombreros de ala ancha, gafas de sol y prendas sueltas de trama cerrada que te cubran los brazos y las piernas.
Cuidado de las ampollas
Las ampollas pequeñas normalmente sanan por sí solas.
- No intentes romper o reventar las ampollas. Permite que sanen por sí solas.
- No las cubras a menos que, por ejemplo, una prenda roce contra ellas. Si las cubres, ponles un vendaje flojo. Puedes utilizar cinta adhesiva para sostener la venda, pero no permitas que la cinta toque las ampollas.
- Evita utilizar prendas, calzado o hacer actividades que rocen o irriten las ampollas hasta que hayan sanado.
Las ampollas más grandes, del tamaño de una moneda de cinco centavos o incluso más grandes, normalmente sanan sin problemas.
- No retires el colgajo de piel que cubre la ampolla a menos que se rasgue, se ensucie o tenga pus debajo de él. El colgajo protege la piel que está cicatrizando debajo de él.
- No uses peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) ni alcohol, los cuales pueden retardar la sanación.
- Pon una capa delgada de vaselina en la venda antes de aplicártela. Esto evitará que la venda se adhiera a la ampolla.
- Ponte una gasa o un vendaje flojo. Puedes utilizar cinta adhesiva para sostener la venda, pero no permitas que la cinta toque la ampolla. No pases la cinta adhesiva completamente alrededor de la mano, el brazo, el pie o la pierna, ya que podría cortar la circulación sanguínea si se hincha la extremidad. Si la cinta está demasiado ajustada, podría producir entumecimiento, hormigueo, dolor, frío, palidez o hinchazón en la piel debajo de la cinta.
- Cambia el vendaje todos los días y en cualquier momento en que se moje o se ensucie. Puedes remojar el vendaje en agua fría antes de retirarlo para que te resulte menos doloroso.
- Evita utilizar prendas, calzado o hacer actividades que rocen o irriten las ampollas hasta que hayan sanado.
¿Cuándo debes pedir ayuda?
Llama a tu médico ahora mismo o busca atención médica inmediata si:
- Tienes señales de necesitar más líquido. Tienes los ojos hundidos, la boca seca y eliminas muy poca orina.
- Tienes señales de infección, tales como:
- Aumento del dolor, la hinchazón, el enrojecimiento o la temperatura.
- Vetas rojizas que comienzan en la zona.
- Pus que sale de la zona.
- Fiebre.
Presta especial atención a los cambios en tu salud y asegúrate de comunicarte con tu médico si:
- No mejoras como se esperaba.
¿Dónde puede encontrar más información en inglés?
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Revisado: 16 noviembre, 2023
Autor: El personal de Ignite Healthwise, LLC
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