Conceptos básicos de la afección
¿Qué es la fiebre de San Joaquín?
La fiebre de San Joaquín es una enfermedad causada por un hongo que ingresa en el organismo a través de los pulmones. Puede hacerle sentir como si tuviera un resfriado o gripe y podría provocar un salpullido. La mayoría de las personas se recuperan sin tratamiento.
Pero si el sistema de defensa natural del organismo (sistema inmunitario) está debilitado, la fiebre de San Joaquín puede ser mortal. En casos poco comunes puede ser mortal aun para personas con un sistema inmunitario normal. La fiebre de San Joaquín puede propagarse de los pulmones a otras partes del organismo. Aquellos con un riesgo elevado de enfermarse gravemente incluyen las mujeres embarazadas, las personas que tienen una infección por VIH, las personas que toman medicamentos que debilitan el sistema inmunitario y las personas que tienen diabetes.
La fiebre de San Joaquín ocurre principalmente en áreas desérticas y secas del sudoeste de los Estados Unidos, el centro de California y México. También ocurre en zonas secas de América Central y América del Sur.
La fiebre de San Joaquín también se conoce como fiebre del desierto, coccidioidomicosis y reumatismo del desierto.
¿Cuál es la causa?
Se puede contraer la fiebre de San Joaquín si se respira el hongo (Coccidioides immitis) que causa la enfermedad.
El hongo crece en el suelo. Llega al aire cuando se rompe el suelo y la suciedad y el polvo se esparcen por el aire. Las personas con trabajos que requieren cavar en la tierra tienen la mayor probabilidad de contraer la fiebre de San Joaquín. Esto incluye a las personas que trabajan en granjas, en la construcción y en arqueología o paleontología. Las personas que andan en bicicleta o conducen vehículos todoterreno (ATV, por sus siglas en inglés) en el desierto también tienen una mayor probabilidad de contraerla. Las tormentas de polvo pueden propagar el hongo en el aire, por lo que otras personas también pueden contraer la fiebre de San Joaquín.
La fiebre de San Joaquín no es contagiosa. No puede contagiarse de otra persona ni de los animales.
Después de mejorar, la mayoría de las personas no volverán a tener fiebre de San Joaquín. A esto se le llama ser inmune. Pero la fiebre de San Joaquín puede volver a aparecer en personas que tienen un sistema inmunitario débil y no pueden combatir la infección. Esto incluye a las personas que tienen VIH, que toman medicamentos que suprimen el sistema inmunitario (como la prednisona o el metotrexato) o que han recibido un trasplante de órganos.
¿Cuáles son los síntomas?
La mayoría de las personas no tienen ningún síntoma, o solo tienen síntomas muy leves. Si tiene síntomas, puede sentirse como si tuviera un resfriado o una gripe. Es posible que tenga fiebre, escalofríos, dolor en el pecho, tos seca y salpullido.
El tiempo que transcurre desde el contacto con el hongo hasta el inicio de los síntomas suele ser de 1 a 3 semanas. Esto se denomina período de incubación.
En casos raros, la fiebre de San Joaquín puede extenderse a la piel, los huesos, los ganglios linfáticos y los órganos. Puede provocar meningitis, una infección muy grave de las cubiertas que rodean el cerebro y la médula espinal.
La enfermedad es más probable que se extienda a otras zonas del cuerpo en las personas que tienen un sistema inmunitario débil. Esto incluye a las mujeres embarazadas, las personas con VIH, las personas que toman medicamentos que debilitan el sistema inmunitario y las personas con diabetes.
Hable con el médico si sus síntomas son graves o duran más de unas semanas, o si tiene un sistema inmunitario débil y tiene fiebre de San Joaquín.
¿Cómo se diagnostica?
El médico le preguntará sobre sus síntomas y realizará un examen físico. El médico puede preguntarle si ha viajado a zonas donde ocurre la fiebre de San Joaquín. Es posible que le hagan una radiografía de tórax y análisis de sangre. En algunos casos, el médico puede tomar muestras de líquido cefalorraquídeo o tejidos corporales para hacer una biopsia.
¿Cómo se trata la fiebre de San Joaquín?
La mayoría de las personas con fiebre de San Joaquín mejoran sin tratamiento. En los casos graves, los médicos pueden recetar medicamentos antimicóticos. Las personas que tienen más probabilidades de que la enfermedad se propague a otras áreas del cuerpo a menudo reciben medicamentos antimicóticos, incluso si no tienen síntomas.
Para asegurarse de que está mejorando, es importante tener visitas de seguimiento con el médico. Es posible que le hagan una radiografía de tórax u otro análisis de sangre después de varios meses para asegurarse.
No hay medicamentos para prevenir la fiebre de San Joaquín. Pero es posible que pueda mantenerse alejado de las áreas donde la fiebre de San Joaquín es común.
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Créditos
Revisado: 30 abril, 2024
Autor: El personal de Ignite Healthwise, LLC
Comité de revisión clínica
Todo el material educativo de Healthwise es revisada por un equipo que incluye médicos, enfermeras, profesionales sanitarios avanzados, dietistas registrados y otros profesionales de atención médica.
Revisado: 30 abril, 2024
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